domingo, 12 de octubre de 2014

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

 
 

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

 
 
 
Cuida, Señor, a los Sacerdotes, cuyas vidas se consumen
ante tu altar, cuídalos porque son tuyos.
Protégelos porque están en el mundo aunque no pertenecen al mundo
Cuando los tienten y los seduzcan los placeres terrenos,
acógelos en tu Corazón.
Confórtalos en las horas de soledad y de tristeza, cuando toda su vida de sacrificio por las almas les parece inútil.
Cuídalos y acuérdate, Señor, de que no tienen más que a Ti y de que, sin embargo, sus corazones son humanos y frágiles.
Guárdalos tan puros como la Hostia que diariamente sus manos acarician y dígnate, Señor, bendecir todos sus pensamientos, palabras y acciones.
Virgen Inmaculada, Reina y Madre de los sacerdotes, acógelos en tu Purísimo Corazón.  
 Amén.

lunes, 6 de octubre de 2014


Liturgia de las Horas

 
 
Hacemos una pequeña iniciación a este tema, hablando de tres ideas esenciales y que vertebran todo lo que vamos a decir a continuación:

            Partimos de la gratuidad – Estamos en la línea del amor

            La L. H. es también para mi – Es la respuesta a un Dios que me ama

            La Liturgia de las Horas es una oración – Es la oración de la iglesia

 
La Liturgia de las Horas, como oración que es, parte de la vocación a la que todos estamos llamados. No es una obligación, sino una respuesta a la vocación recibida. Antes que un deber constituye una vocación, el deber surge en el interior de la propia vocación. Con la Liturgia de las Horas, aunque sea anticipar el final de la charla, lo que hacemos es “celebrar nuestra fe”


  Orígenes de la Liturgia de las Horas: Un poco de historia

El ritmo de la oración diaria de la iglesia, tiene su origen en la experiencia religiosa del pueblo de Dios del A.T. Dos veces al día el israelita piadoso, por la mañana y por la tarde, interrumpía sus actividades  y elevaba a Dios una acción de gracias por los beneficios recibidos en la historia de su pueblo. El “Shema” vespertino o alabanza de la tarde, era la acción de gracias por los beneficios de Dios en general, pero de un modo particular expresaba las maravillas obradas por el Señor en el Éxodo, es decir, la liberación de la esclavitud de Egipto y el posterior paso del Mar Rojo

El “Shema” matutino, o alabanza de la mañana, también tenía por contenido los beneficios recibidos de Dios en la historia general del pueblo, pero de modo particular expresaba el beneficio de la Alianza del Sinaí, y en ello de todas las alianzas de Dios con su pueblo: Abrahán (Promesa de una tierra y una descendencia); Noé (Nunca más habrá un nuevo Diluvio); Moisés (Cuando este recibe en el monte las Tablas de piedra con los Mandamientos escritos en ella); David (Con él nace una dinastía, de la cual desciende el propio Jesús). Para el israelita esta alianza del shema matutino, es una alianza que Dios renueva cada día

Para el hombre del A.T. que concebía el tiempo del día como “mañana” y “tarde”, cada mañana al levantarse, la luz del sol le descubría la vida regalada por el Creador; y por la tarde le recordaba el dar gracias por todos los dones recibidos

Nosotros, ahora, somos seguidores de Jesús. Xto-Jesús se encarna en un pueblo y una geografía muy concretas: el pueblo de Israel y la antigua Palestina. Este pueblo, como todos los pueblos de su entorno cultural, era muy religioso, un pueblo que oraba a su Dios. Jesús hace suya la cultura de su pueblo, pero lo va a dar a todo un nuevo contenido (eso si, no menosprecia nada de que recibe como herencia cultural). Él mismo dirá en el evangelio “Yo no he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud”. Esto lo vemos fácilmente en los evangelios: Leemos “Sabéis que se dijo…pues yo os digo”. Pongo algunos ejemplos: “En el A.T. se decía: Ojo por ojo y diente por diente… pues yo os digo Perdonad a los que os han ofendido”. También se decía “Si os divorciáis de vuestra mujer, dadle el alta de libelo…pues yo os digo Lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre”. Otro ejemplo, en el A.T. se decía “Amad a vuestros hermanos y odiad a vuestros enemigos…pues yo os digo Amad a vuestros enemigos y a quienes os hacen el mal”. Este es el nuevo contenido que trae Jesús

Hemos visto que, el pueblo de Israel tenía la costumbre de orar a su Dios (Yahvé) en unos determinados momentos de la jornada, costumbre que fue observada por Jesús (Templo, sinagoga). Esto mismo es observado por los cristianos de los primeros tiempos. Jesús y también los apóstoles nos han pedido, con insistencia, en las Escrituras, que oremos. Entonces, esta primera práctica de la incipiente iglesia, era ya sin saberlo, una organización embrionaria  de la L. H. que poco a poco y con el paso del tiempo, iría consolidándose hasta establecer unas horas, una estructura, y cristalizar en la llamada Liturgia de las Horas, Oración de las Horas, Oficio Divino, Opus Dei (todo es lo mismo)

Podemos decir, como síntesis, que el origen de la actual Liturgia de las Horas, es la liturgia judía

 
  Avanzamos un poco más

La iglesia naciente tenía conciencia de su vocación de comunidad orante, el Libro de Los Hechos de los apóstoles así nos lo indica (Hc 1,14.24; 4,23-31; 12,13). Nos dirá, eran constantes en la oración, en la fracción del pan, y en tenerlo todo el común, de tal forma que a nadie le faltara lo necesario. A finales del siglo I, tenemos un primer testimonio en el libro de la Didajé de que las comunidades cristianas rezaban el Padrenuestro tres veces al día. Hipólito de Roma, hacia el año 220, nos habla de diversas horas de oración de los cristianos, dándonos al mismo tiempo el sentido que daba a cada una de ellas

Ahora damos un salto, y nos fijamos, en que a partir del siglo IV se van afirmando dos tradiciones de oración en la Iglesia: El Oficio de la Iglesia Catedral y el Oficio Monástico. Ambas tradiciones tienen su origen en dos maneras diferentes de medir el tiempo del día. Así, el oficio de la iglesia catedral se inspira en el cómputo del tiempo de los judíos: la experiencia pascual diaria de mañana y tarde (Laudes y Vísperas). Y el oficio monástico en la manera de computar el tiempo del día los romanos: las vigilias. Cada vigilia comprendía tres horas. Los monjes organizaron el ritmo de su oración según las vigilias romanas, ellos lo que quieren es cultivar la oración, el gran oficio de la alabanza, dice toda la tradición monástica, tratando de realizar las palabras del mismo Jesús cuando dice “Vigilad y orad para no caer en la tentación” (Mt 26,41) y también su exhortación de “Orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1; 21,36)

Simplifico un poco, y surge el Oficio Monástico con las siguientes horas: Laudes (6); Tercia (9); Sexta (12); Nona (15); Vísperas (18); I Nocturno (21); II Nocturno (24); III Nocturno (3). El tiempo ha producido muchos cambios, porque la oración es vida y la vida cambia. Con el tiempo aparecerá una nueva hora llamada “Prima”, ligada al comienzo del trabajo del día, que desaparecerá tras la reforma litúrgica del Vat II. También surgió Completas, como conclusión del mismo

Ahora conviene decir que la liturgia de las horas se compone siempre de los mismos elementos: Himnos, Salmos, Lecturas, Elementos eucológicos (las oraciones colectas, los versículos y responsorios, el padrenuestro, y los cánticos: Zacarías, Magnificat, Simeón). Poco a poco esta Liturgia de las Horas se va configurando como una auténtica Anánnesis o Memorial, esto significa que no solo se recuerdan los concretos acontecimientos de la vida de Jesús, sino que se actualizan y realizan en cada celebración

 
  Definimos ahora ¿qué es la Liturgia de las Horas?

Una definición sencilla: “La oración de Xto con su Cuerpo (que es la iglesia) que somos cada uno de nosotros, al Padre. Fijaros bien en la dimensión comunitaria; la Liturgia de las Horas es la oración comunitaria del pueblo y, por tanto, todos los momentos en que nos reunimos para rezar estas horas son celebraciones comunitarias propias del pueblo de Xto. El sujeto orante, por tanto, de la Liturgia de las Horas, es la comunidad cristiana, una comunidad de la que forma parte todo bautizado, es decir, cada uno de nosotros

 
  Sentido de cada Hora litúrgica:

Antes de comenzar dos curiosidades: El Salmo 118 (8) dice “A media noche me levanto para darte gracias”. Y el mismo salmo 118 (21) dice “Siete veces al día te alabo por tus justos mandamientos”

Vigilias.- Es la oración de la noche. Tiene un carácter de alabanza nocturna siguiendo los consejos que nos da Jesús en la Escritura cuando nos exhorta a la vigilancia “Velad y orad” o cuando alaba la actitud de esos siervos que permanecen despiertos esperando el regreso del dueño de la casa para abrirle la puerta y recibirle. Es el mismo sentido que tiene la parábola de las vírgenes con las lámparas encendidas, vigilando el retorno del esposo para entrar con él, al banquete de bodas. No podemos perder la oportunidad, nos preparamos a la Venida del Señor. Es una hora propicia para la escucha, el diálogo, la meditación, el encuentro con el Dios que nos habla

Laudes.- Es la oración de la mañana. Se dirige a santificar esta parte del día, de esta forma al comenzar la jornada nuestro pensamiento es para Dios. En él hallamos la fuerza necesaria para comenzar la andadura de este nuevo día. Este momento, se convierte así, en un ofrecimiento de cuando nos va a presentar la jornada. Esta hora recuerda también la resurrección del Señor, y la nuestra unida a la Suya. Es, por ello, una hora triunfal, con la mirada puesta en el futuro, y al mismo tiempo llena de esperanza. Es la hora de la luz del nuevo día

Vísperas.- Es la oración hecha a la caída de la tarde, momento de acción de gracias por los dones recibidos, por cuanto hemos realizado, con acierto y sin ello. Es poner nuestro trabajo es las manos de Dios. Evoca, también, la Redención, la Cena Pascual, el Sacrificio de la Cruz en el que Jesús instituye la eucaristía. Es el encuentro al final de la jornada con Xto que camina a nuestro lado por las sendas de nuestra existencia. Simboliza también, el Testamento de Xto, en contraposición a Laudes evoca las tinieblas y la noche, se apaga la luz del día, un aviso para que encendamos nuestra lámpara, símbolo de la luz que permanece

 
  Horas menores:

Se llaman así, no por ser menos importantes, sino por ser más simples y breves. Son como pequeñas pausas en la jornada que jalonan el día cristiano, para elevar de una forma más intensa nuestro pensamiento al Señor. Son como fogonazos que mantienen nuestra atención hacia el Señor y van santificando el trabajo en medio de la jornada

Tercia.- Celebra la condena de Xto y evoca también el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles y discípulos. Es como un Pentecostés diario en el que debemos renovar todo nuestro ser

Sexta.- Nos remite a la elevación de Xto en la Cruz (Crucifixión) que en el Calvario representó el poder de las tinieblas, símbolo también de las pasiones que pueden degenerar si no estamos atentos y vigilantes. También simboliza la Ascensión del Señor

Nona.- Es como un preludio de las vísperas, el día camina hacia su fin. Evoca la Pasión y Muerte de Xto. Es la hora en que pedimos que brille para nosotros la luz eterna, y nuestros ojos se dirigen hacia el ocaso que nos recordarán las vísperas

Completas.- Es la última oración de la jornada, la que se hace inmediatamente antes del descanso nocturno. Incluye un breve examen de conciencia, donde brevemente repasamos el día y lo ponemos todo en las manos del Señor. Tiene, por tanto, un carácter íntimo suscitando nuestra confianza en él. Tiene un cierto matiz escatológico, de recomendación de la persona a Dios al adentrarnos en la noche. Es la oración que completa el ciclo del día

 
  Damos un paso más: Importancia de la simbología:

Dios se comunica con el hombre por medio de signos, y su signo especial fue Xto-Jesús. Nuestra comunicación con él también tiene que estar marcada y expresada por medio de signos, y estos son principalmente los signos de la liturgia. Esto es muy importante para tratar de entender y comprender la importancia de todos los ritos litúrgicos, pues todos ellos tienen un sentido y están expresando lo que queremos vivir. Todos los signos y gestos que empleamos son un diálogo para con Dios, el verdadero lenguaje del amor que empleamos para comunicarnos con él. Es decir, es una”Historia de amor”

Dos textos fundamentales del Magisterio de la Iglesia que nos hablan de la importancia y el sentido que la iglesia da a la Liturgia de las Horas son: La Organización General de la Liturgia de las Horas (O.G.L.H.) y Sacrosantum Concilium (S.C.). Tomamos tres textos:

“El Oficio divino está estructurado de tal manera que la alabanza a Dios consagra el curso entero del día y de la noche. Y cuando los sacerdotes y todos aquellos que han sido designados a esta función por institución de la iglesia, cumplen debidamente ese admirable cántico de alabanza, o cuando los fieles oran en la forma establecida, entonces es en verdad la voz de la misma esposa que habla al esposo” (S.C. 84)

“El Sumo Sacerdote de la Nueva y eterna Alianza: Xto-Jesús, al tomar la naturaleza humana, introdujo en el exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en las moradas celestiales. Él mismo, une así la comunidad entera de los hombres y la asocia consigo al canto de este divino himno de alabanza. Esta función sacerdotal se prolonga a través de su iglesia, que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo, no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando la Liturgia de las Horas” (S.C. 93)

“Desde entonces resuena en el corazón de Xto, la alabanza a Dios, con palabras humanas de adoración e intercesión. Todo ello, Xto-Jesús lo presenta al Padre en nombre de todos los hombres y para el bien de todos ellos. Él, que es el príncipe de la nueva  humanidad y mediador ante Dios” (O.G.L.H. 3). Interceder, es poner voz a todos aquellos que no la tienen, o no se la dejan tener, a todos aquellos a quienes se silencia

Todo esto nos lleva a decir que, la Liturgia de las Horas, no es un rito exterior mejor o peor realizado o cantado, estético y con falta de belleza, no, es ante todo la actitud de unos corazones rebosantes de alegría, de orgullo de ser hijos de semejante Padre, e inmensamente agradecidos que no pueden callar este gozo y que lo expresan así: cantando y orando en alabanza y en acción de gracias, descubriendo en todo y en todas las cosas la Bondad, la Belleza y el Amor de Dios

 
  Ahora nos preguntamos ¿Cómo es la presencia de Xto en la Liturgia de las Horas?

1/ Es una presencia real.- Él está orando en medio de nosotros, es, por tanto, una presencia efectiva que actúa y realiza. Él mismo nos lo dijo en Mt 18,20 “Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos”. Por ello, cuando la iglesia ora y salmodia, Xto-Jesús ora y salmodia con ella y en ella. De hecho, somos una comunidad de convocados

 2/ Xto-Jesús está en el corazón de cada miembro de la comunidad que se reúne.- Somos templo del Espíritu y él habita en nuestro corazón

3/ Xto está presente en su Palabra.- Palabra que se proclama en todas y cada una de las horas litúrgicas, por tanto, es él quien nos habla, es él quien habla. La escucha atenta y la respuesta orante es una auténtica lectio divina

¿De qué nos sirve esto, o para qué nos sirve? Fíjense que la iglesia no está fuera de este mundo, sino presente en él. Ora, trabaja y camina con los hombres y mujeres concretos que luchan y trabajan, en los momentos de tristeza y en los difíciles

 
  Concretamos ya ¿Qué es lo específico de la Liturgia de las Horas?

1/ La consagración del tiempo.- Consagrar significa dedicar una cosa exclusivamente a Dios. Consagrar el tiempo es, por consiguiente, entregar a Dios toda nuestra jornada, es decir, las 24 horas del día. Muchas son las veces que encontramos esto en la Escritura:

             Lc 18,1 “Es necesario orar siempre y no desfallecer”

            1Tes 5,17 “Orad continuamente”

            Col 3,2 “Perseverad constantes en la oración”

            Rm 12,12 “Sed constantes en la oración”

            Ef 6,18 “Siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión con el Espíritu”

Como vemos, la constante es “Orad continuamente”. Ahora bien, por experiencia personal sabemos que la vida humana tiene tiempos, podemos llamar muertos o neutros, en los que de una manera intensa no se puede orar (estudiar) pero si pueden hacerse todas las actividades en espíritu de oración, con un talante orante y meditativo. Por esta razón la Liturgia de las Horas jalonando el día en 7 ocasiones, nos propone unos momentos cumbres o fuertes en los cuales intensificamos el “Diálogo con el Señor” para dedicárselo exclusivamente a él, dejando el resto de las ocupaciones. Y estos momentos fuertes extienden la oración durante el resto del día

2/ Santificación de la vida humana.- Esto significa dedicar exclusivamente a Dios nuestra existencia como hombres y mujeres, y con ello, no hacemos sino imitar al mismo Xto-Jesús. De hecho, su vida cotidiana estaba tan unida a la oración que incluso aparece fluyendo de la misma. Así, vemos que son muchos los textos que nos hablan de cómo se retiraba al anochecer o en la madrugada antes de la salida del sol para conversar con su Padre

3/ Dimensión escatológica.- Esto quiere decir que, en la recitación de la Liturgia de las Horas, pregustamos ya en la tierra, de alguna manera, al mismo tiempo tomamos parte, de la liturgia celestial que se celebra perpetuamente en el cielo. Esta forma de expresarnos la tomamos del libro del Apocalipsis de San Juan, donde el autor presenta nuestra vida con Dios como un continuo canto de alabanza, una liturgia celeste. Es decir, recitando el Oficio divino nos estamos asociando ya de alguna manera a la iglesia celeste. En cierto sentido, podríamos decir que ya estamos disfrutando “aquí y ahora” de la plenitud de los tiempos (L.G. 48), participando en cierto modo del gozo eterno de esta eterna y perpetua alabanza

 
  Unas breves notas sobre la espiritualidad de la Liturgia de las Horas

Vamos a decir que, espiritualidad es todo aquello que rodea o envuelve las realidades divinas, sacramentales, eclesiales… En la Liturgia de las Horas (fíjense bien) todos somos actores. Todos debemos participar activamente. No venimos a oir o a ver, venimos a celebrar nuestra fe y a participar de ella. Para ello, es bueno sabernos miembros de una comunidad; un organismo vivo con muchos miembros repartidos por todo el mundo. Y participamos cada uno desde nuestro puesto y función específica: leyendo, cantando, desde el silencio, desde la escucha atenta de la Palabra de Dios y de lo que los demás hacen o dicen. Es decir,  rezar la Liturgia de las Horas es una verdadera concelebración en la que cada cual desempeña su papel y oficia desde su propio sacerdocio (común o ministerial)

Esto de alguna manera, requeriría unas actitudes que hemos de aportar nosotros. Hay que venir a la Liturgia de las Horas con una fe despierta, viva, con entusiasmo por la oración, una novedad cada día y cada hora que se nos presenta nueva (siempre hay algo nuevo que hablar entre Dios y yo, siempre hay tiempo para escuchar lo que antes no capte). Esto hace que tengamos, de alguna manera, que trabajar la fe recibida, comprometernos con ella y llevarla a la vida. Tenemos que estudiar nuestra fe, escucharla, leerla y orarla. No olvidemos nunca que una fe no reflexionada, se desliza fácilmente por la pendiente de la credulidad y del fanatismo. Quien todo lo tiene muy claro y pretende ofrecer mucha seguridad, lo que suele ofrecer normalmente es fanatismo (Cf. GELABERT BALLESTER Martín., La insegura inseguridad del teólogo, en Bosch Juan “ed”, Panorama de la Teología Española, Verbo Divino, Estella, 1999, 315)  Y por fin, tenemos que celebrar nuestra fe, y esto es lo que precisamente celebramos en la Liturgia de las Horas

Si la eucaristía, es la fuente y la cima de toda la vida del cristiano, de donde parte todo lo demás, la Liturgia de las Horas es como los arroyos o las acequias que llevan a todas partes la fecundidad de la eucaristía. Es la prolongación de la alabanza y la acción de gracias por todas partes y a todas horas