Liturgia de las Horas
Hacemos una pequeña iniciación a este tema,
hablando de tres ideas esenciales y que vertebran todo lo que vamos a decir a
continuación:
Partimos de la gratuidad – Estamos en la
línea del amor
La L. H. es también para mi – Es la
respuesta a un Dios que me ama
La Liturgia de las Horas es una oración – Es
la oración de la iglesia
La Liturgia de las Horas, como oración que
es, parte de la vocación a la que todos estamos llamados. No es una obligación,
sino una respuesta a la vocación recibida. Antes que un deber constituye una
vocación, el deber surge en el interior de la propia vocación. Con la Liturgia
de las Horas, aunque sea anticipar el final de la charla, lo que hacemos es
“celebrar nuestra fe”
Orígenes
de la Liturgia de las Horas: Un poco de historia
El ritmo de la oración diaria de la iglesia,
tiene su origen en la experiencia religiosa del pueblo de Dios del A.T. Dos
veces al día el israelita piadoso, por la mañana y por la tarde, interrumpía
sus actividades y elevaba a Dios una
acción de gracias por los beneficios recibidos en la historia de su pueblo. El “Shema” vespertino o alabanza de la tarde,
era la acción de gracias por los beneficios de Dios en general, pero de un modo
particular expresaba las maravillas obradas por el Señor en el Éxodo, es decir,
la liberación de la esclavitud de Egipto y el posterior paso del Mar Rojo
El “Shema”
matutino, o alabanza de la mañana, también tenía por contenido los beneficios
recibidos de Dios en la historia general del pueblo, pero de modo particular
expresaba el beneficio de la Alianza del Sinaí, y en ello de todas las alianzas
de Dios con su pueblo: Abrahán (Promesa de una tierra y una descendencia); Noé
(Nunca más habrá un nuevo Diluvio); Moisés (Cuando este recibe en el monte las
Tablas de piedra con los Mandamientos escritos en ella); David (Con él nace una
dinastía, de la cual desciende el propio Jesús). Para el israelita esta alianza
del shema matutino, es una alianza que Dios renueva cada día
Para el hombre del A.T. que concebía el
tiempo del día como “mañana” y “tarde”, cada mañana al levantarse, la luz del
sol le descubría la vida regalada por el Creador; y por la tarde le recordaba
el dar gracias por todos los dones recibidos
Nosotros, ahora, somos seguidores de Jesús.
Xto-Jesús se encarna en un pueblo y una geografía muy concretas: el pueblo de
Israel y la antigua Palestina. Este pueblo, como todos los pueblos de su
entorno cultural, era muy religioso, un pueblo que oraba a su Dios. Jesús hace
suya la cultura de su pueblo, pero lo va a dar a todo un nuevo contenido (eso
si, no menosprecia nada de que recibe como herencia cultural). Él mismo dirá en
el evangelio “Yo no he venido a abolir la
ley, sino a darle plenitud”. Esto lo vemos fácilmente en los evangelios:
Leemos “Sabéis que se dijo…pues yo os
digo”. Pongo algunos ejemplos: “En el
A.T. se decía: Ojo por ojo y diente por diente… pues yo os digo Perdonad a los
que os han ofendido”. También se decía “Si
os divorciáis de vuestra mujer, dadle el alta de libelo…pues yo os digo Lo que
ha unido Dios que no lo separe el hombre”. Otro ejemplo, en el A.T. se
decía “Amad a vuestros hermanos y odiad a
vuestros enemigos…pues yo os digo Amad a vuestros enemigos y a quienes os hacen
el mal”. Este es el nuevo contenido que trae Jesús
Hemos visto que, el pueblo de Israel tenía la
costumbre de orar a su Dios (Yahvé) en unos determinados momentos de la
jornada, costumbre que fue observada por Jesús (Templo, sinagoga). Esto mismo
es observado por los cristianos de los primeros tiempos. Jesús y también los
apóstoles nos han pedido, con insistencia, en las Escrituras, que oremos.
Entonces, esta primera práctica de la incipiente iglesia, era ya sin saberlo,
una organización embrionaria de la L. H.
que poco a poco y con el paso del tiempo, iría consolidándose hasta establecer
unas horas, una estructura, y cristalizar en la llamada Liturgia de las Horas,
Oración de las Horas, Oficio Divino, Opus Dei (todo es lo mismo)
Podemos decir, como síntesis, que el origen
de la actual Liturgia de las Horas, es la liturgia judía
Avanzamos un poco más
La iglesia naciente tenía conciencia de su
vocación de comunidad orante, el Libro de Los Hechos de los apóstoles así nos
lo indica (Hc 1,14.24; 4,23-31; 12,13). Nos dirá, eran constantes en la
oración, en la fracción del pan, y en tenerlo todo el común, de tal forma que a
nadie le faltara lo necesario. A finales del siglo I, tenemos un primer
testimonio en el libro de la Didajé de que las comunidades cristianas rezaban
el Padrenuestro tres veces al día. Hipólito de Roma, hacia el año 220, nos
habla de diversas horas de oración de los cristianos, dándonos al mismo tiempo
el sentido que daba a cada una de ellas
Ahora damos un salto, y nos fijamos, en que a
partir del siglo IV se van afirmando dos tradiciones de oración en la Iglesia:
El Oficio de la Iglesia Catedral y el Oficio Monástico. Ambas tradiciones
tienen su origen en dos maneras diferentes de medir el tiempo del día. Así, el
oficio de la iglesia catedral se inspira en el cómputo del tiempo de los judíos:
la experiencia pascual diaria de mañana y tarde (Laudes y Vísperas). Y el
oficio monástico en la manera de computar el tiempo del día los romanos: las
vigilias. Cada vigilia comprendía tres horas. Los monjes organizaron el ritmo
de su oración según las vigilias romanas, ellos lo que quieren es cultivar la
oración, el gran oficio de la alabanza, dice toda la tradición monástica,
tratando de realizar las palabras del mismo Jesús cuando dice “Vigilad y orad para no caer en la
tentación” (Mt 26,41) y también su exhortación de “Orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1; 21,36)
Simplifico un poco, y surge el Oficio
Monástico con las siguientes horas: Laudes (6); Tercia (9); Sexta (12); Nona
(15); Vísperas (18); I Nocturno (21); II Nocturno (24); III Nocturno (3). El
tiempo ha producido muchos cambios, porque la oración es vida y la vida cambia.
Con el tiempo aparecerá una nueva hora llamada “Prima”, ligada al comienzo del
trabajo del día, que desaparecerá tras la reforma litúrgica del Vat II. También
surgió Completas, como conclusión del mismo
Ahora conviene decir que la liturgia de las
horas se compone siempre de los mismos elementos: Himnos, Salmos, Lecturas,
Elementos eucológicos (las oraciones colectas, los versículos y responsorios,
el padrenuestro, y los cánticos: Zacarías, Magnificat, Simeón). Poco a poco
esta Liturgia de las Horas se va configurando como una auténtica Anánnesis
o Memorial, esto significa que no solo se recuerdan los concretos
acontecimientos de la vida de Jesús, sino que se actualizan y realizan en cada
celebración
Definimos
ahora ¿qué es la Liturgia de las Horas?
Una definición sencilla: “La oración de Xto con su Cuerpo (que es la iglesia) que somos cada
uno de nosotros, al Padre. Fijaros bien en la dimensión comunitaria; la Liturgia
de las Horas es la oración comunitaria del pueblo y, por tanto, todos los
momentos en que nos reunimos para rezar estas horas son celebraciones
comunitarias propias del pueblo de Xto. El sujeto orante, por tanto, de la
Liturgia de las Horas, es la comunidad cristiana, una comunidad de la que forma
parte todo bautizado, es decir, cada uno de nosotros
Sentido
de cada Hora litúrgica:
Antes de comenzar dos curiosidades: El Salmo
118 (8) dice “A media noche me levanto
para darte gracias”. Y el mismo salmo 118 (21) dice “Siete veces al día te alabo por tus justos mandamientos”
Vigilias.- Es la oración de la noche. Tiene un carácter
de alabanza nocturna siguiendo los consejos que nos da Jesús en la Escritura
cuando nos exhorta a la vigilancia “Velad
y orad” o cuando alaba la actitud de esos siervos que permanecen despiertos
esperando el regreso del dueño de la casa para abrirle la puerta y recibirle.
Es el mismo sentido que tiene la parábola de las vírgenes con las lámparas
encendidas, vigilando el retorno del esposo para entrar con él, al banquete de
bodas. No podemos perder la oportunidad, nos preparamos a la Venida del Señor.
Es una hora propicia para la escucha, el diálogo, la meditación, el encuentro
con el Dios que nos habla
Laudes.- Es la oración de la mañana. Se dirige a
santificar esta parte del día, de esta forma al comenzar la jornada nuestro
pensamiento es para Dios. En él hallamos la fuerza necesaria para comenzar la
andadura de este nuevo día. Este momento, se convierte así, en un ofrecimiento
de cuando nos va a presentar la jornada. Esta hora recuerda también la
resurrección del Señor, y la nuestra unida a la Suya. Es, por ello, una hora
triunfal, con la mirada puesta en el futuro, y al mismo tiempo llena de
esperanza. Es la hora de la luz del nuevo día
Vísperas.- Es la oración hecha a la caída de la tarde,
momento de acción de gracias por los dones recibidos, por cuanto hemos
realizado, con acierto y sin ello. Es poner nuestro trabajo es las manos de
Dios. Evoca, también, la Redención, la Cena Pascual, el Sacrificio de la Cruz
en el que Jesús instituye la eucaristía. Es el encuentro al final de la jornada
con Xto que camina a nuestro lado por las sendas de nuestra existencia. Simboliza
también, el Testamento de Xto, en contraposición a Laudes evoca las tinieblas y
la noche, se apaga la luz del día, un aviso para que encendamos nuestra
lámpara, símbolo de la luz que permanece
Horas menores:
Se llaman así, no por ser menos importantes,
sino por ser más simples y breves. Son como pequeñas pausas en la jornada que
jalonan el día cristiano, para elevar de una forma más intensa nuestro
pensamiento al Señor. Son como fogonazos que mantienen nuestra atención hacia
el Señor y van santificando el trabajo en medio de la jornada
Tercia.- Celebra la condena de Xto y evoca también el
descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles y discípulos. Es como un
Pentecostés diario en el que debemos renovar todo nuestro ser
Sexta.- Nos remite a la elevación de Xto en la Cruz
(Crucifixión) que en el Calvario representó el poder de las tinieblas, símbolo
también de las pasiones que pueden degenerar si no estamos atentos y
vigilantes. También simboliza la Ascensión del Señor
Nona.- Es como un preludio de las vísperas, el día
camina hacia su fin. Evoca la Pasión y Muerte de Xto. Es la hora en que pedimos
que brille para nosotros la luz eterna, y nuestros ojos se dirigen hacia el
ocaso que nos recordarán las vísperas
Completas.- Es la última oración de la jornada, la que
se hace inmediatamente antes del descanso nocturno. Incluye un breve examen de
conciencia, donde brevemente repasamos el día y lo ponemos todo en las manos
del Señor. Tiene, por tanto, un carácter íntimo suscitando nuestra confianza en
él. Tiene un cierto matiz escatológico, de recomendación de la persona a Dios
al adentrarnos en la noche. Es la oración que completa el ciclo del día
Damos
un paso más: Importancia de la simbología:
Dios se comunica con el hombre por medio de
signos, y su signo especial fue Xto-Jesús. Nuestra comunicación con él también
tiene que estar marcada y expresada por medio de signos, y estos son
principalmente los signos de la liturgia. Esto es muy importante para tratar de
entender y comprender la importancia de todos los ritos litúrgicos, pues todos
ellos tienen un sentido y están expresando lo que queremos vivir. Todos los
signos y gestos que empleamos son un diálogo para con Dios, el verdadero
lenguaje del amor que empleamos para comunicarnos con él. Es decir, es una”Historia de amor”
Dos textos fundamentales del Magisterio de la
Iglesia que nos hablan de la importancia y el sentido que la iglesia da a la
Liturgia de las Horas son: La Organización General de la Liturgia de las Horas
(O.G.L.H.) y Sacrosantum Concilium (S.C.). Tomamos tres textos:
“El
Oficio divino está estructurado de tal manera que la alabanza a Dios consagra
el curso entero del día y de la noche. Y cuando los sacerdotes y todos aquellos
que han sido designados a esta función por institución de la iglesia, cumplen
debidamente ese admirable cántico de alabanza, o cuando los fieles oran en la
forma establecida, entonces es en verdad la voz de la misma esposa que habla al
esposo” (S.C. 84)
“El
Sumo Sacerdote de la Nueva y eterna Alianza: Xto-Jesús, al tomar la naturaleza
humana, introdujo en el exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente
en las moradas celestiales. Él mismo, une así la comunidad entera de los
hombres y la asocia consigo al canto de este divino himno de alabanza. Esta
función sacerdotal se prolonga a través de su iglesia, que sin cesar alaba al
Señor e intercede por la salvación de todo el mundo, no sólo celebrando la
eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando la Liturgia
de las Horas” (S.C. 93)
“Desde
entonces resuena en el corazón de Xto, la alabanza a Dios, con palabras humanas
de adoración e intercesión. Todo ello, Xto-Jesús lo presenta al Padre en nombre
de todos los hombres y para el bien de todos ellos. Él, que es el príncipe de
la nueva humanidad y mediador ante Dios”
(O.G.L.H. 3). Interceder, es poner voz a todos aquellos que no la tienen, o no se
la dejan tener, a todos aquellos a quienes se silencia
Todo esto nos lleva a decir que, la Liturgia
de las Horas, no es un rito exterior mejor o peor realizado o cantado, estético
y con falta de belleza, no, es ante todo la actitud de unos corazones
rebosantes de alegría, de orgullo de ser hijos de semejante Padre, e inmensamente
agradecidos que no pueden callar este gozo y que lo expresan así: cantando y
orando en alabanza y en acción de gracias, descubriendo en todo y en todas las
cosas la Bondad, la Belleza y el Amor de Dios
Ahora
nos preguntamos ¿Cómo es la presencia de Xto en la Liturgia de las Horas?
1/ Es una
presencia real.-
Él está orando en medio de nosotros, es, por tanto, una presencia efectiva que
actúa y realiza. Él mismo nos lo dijo en Mt 18,20 “Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos”.
Por ello, cuando la iglesia ora y salmodia, Xto-Jesús ora y salmodia con ella y
en ella. De hecho, somos una comunidad de convocados
2/ Xto-Jesús está
en el corazón de cada miembro de la comunidad que se reúne.- Somos templo del Espíritu y él
habita en nuestro corazón
3/ Xto está
presente en su Palabra.- Palabra que se proclama en todas y cada una de las horas litúrgicas,
por tanto, es él quien nos habla, es él quien habla. La escucha atenta y la
respuesta orante es una auténtica lectio divina
¿De qué nos sirve esto, o para qué nos sirve?
Fíjense que la iglesia no está fuera de este mundo, sino presente en él. Ora,
trabaja y camina con los hombres y mujeres concretos que luchan y trabajan, en
los momentos de tristeza y en los difíciles
Concretamos
ya ¿Qué es lo específico de la Liturgia de las Horas?
1/ La consagración
del tiempo.- Consagrar
significa dedicar una cosa exclusivamente a Dios. Consagrar el tiempo es, por
consiguiente, entregar a Dios toda nuestra jornada, es decir, las 24 horas del
día. Muchas son las veces que encontramos esto en la Escritura:
Lc
18,1 “Es necesario orar siempre y no
desfallecer”
1Tes
5,17 “Orad continuamente”
Col
3,2 “Perseverad constantes en la oración”
Rm
12,12 “Sed constantes en la oración”
Ef
6,18 “Siempre en oración y súplica,
orando en toda ocasión con el Espíritu”
Como vemos, la constante es “Orad continuamente”. Ahora bien, por
experiencia personal sabemos que la vida humana tiene tiempos, podemos llamar
muertos o neutros, en los que de una manera intensa no se puede orar (estudiar)
pero si pueden hacerse todas las actividades en espíritu de oración, con un
talante orante y meditativo. Por esta razón la Liturgia de las Horas jalonando
el día en 7 ocasiones, nos propone unos momentos cumbres o fuertes en los
cuales intensificamos el “Diálogo con el Señor” para dedicárselo exclusivamente
a él, dejando el resto de las ocupaciones. Y estos momentos fuertes extienden
la oración durante el resto del día
2/ Santificación
de la vida humana.-
Esto significa dedicar exclusivamente a Dios nuestra existencia como hombres y
mujeres, y con ello, no hacemos sino imitar al mismo Xto-Jesús. De hecho, su
vida cotidiana estaba tan unida a la oración que incluso aparece fluyendo de la
misma. Así, vemos que son muchos los textos que nos hablan de cómo se retiraba
al anochecer o en la madrugada antes de la salida del sol para conversar con su
Padre
3/ Dimensión
escatológica.- Esto
quiere decir que, en la recitación de la Liturgia de las Horas, pregustamos ya
en la tierra, de alguna manera, al mismo tiempo tomamos parte, de la liturgia
celestial que se celebra perpetuamente en el cielo. Esta forma de expresarnos
la tomamos del libro del Apocalipsis de San Juan, donde el autor presenta nuestra
vida con Dios como un continuo canto de alabanza, una liturgia celeste. Es
decir, recitando el Oficio divino nos estamos asociando ya de alguna manera a
la iglesia celeste. En cierto sentido, podríamos decir que ya estamos
disfrutando “aquí y ahora” de la plenitud de los tiempos (L.G. 48), participando
en cierto modo del gozo eterno de esta eterna y perpetua alabanza
Unas
breves notas sobre la espiritualidad de la Liturgia de las Horas
Vamos a decir que, espiritualidad es todo
aquello que rodea o envuelve las realidades divinas, sacramentales, eclesiales…
En la Liturgia de las Horas (fíjense bien) todos somos actores. Todos debemos
participar activamente. No venimos a oir o a ver, venimos a celebrar nuestra fe
y a participar de ella. Para ello, es bueno sabernos miembros de una comunidad;
un organismo vivo con muchos miembros repartidos por todo el mundo. Y
participamos cada uno desde nuestro puesto y función específica: leyendo, cantando,
desde el silencio, desde la escucha atenta de la Palabra de Dios y de lo que
los demás hacen o dicen. Es decir, rezar
la Liturgia de las Horas es una verdadera concelebración en la que cada cual
desempeña su papel y oficia desde su propio sacerdocio (común o ministerial)
Esto de alguna manera, requeriría unas
actitudes que hemos de aportar nosotros. Hay que venir a la Liturgia de las
Horas con una fe despierta, viva, con entusiasmo por la oración, una novedad
cada día y cada hora que se nos presenta nueva (siempre hay algo nuevo que
hablar entre Dios y yo, siempre hay tiempo para escuchar lo que antes no
capte). Esto hace que tengamos, de alguna manera, que trabajar la fe recibida,
comprometernos con ella y llevarla a la vida. Tenemos que estudiar nuestra fe,
escucharla, leerla y orarla. No olvidemos nunca que una fe no reflexionada, se
desliza fácilmente por la pendiente de la credulidad y del fanatismo. Quien
todo lo tiene muy claro y pretende ofrecer mucha seguridad, lo que suele
ofrecer normalmente es fanatismo (Cf. GELABERT BALLESTER Martín., La insegura inseguridad del teólogo, en
Bosch Juan “ed”, Panorama de la Teología
Española, Verbo Divino, Estella, 1999, 315) Y por fin, tenemos que celebrar nuestra fe, y
esto es lo que precisamente celebramos en la Liturgia de las Horas
Si la eucaristía, es la fuente y la cima de
toda la vida del cristiano, de donde parte todo lo demás, la Liturgia de las
Horas es como los arroyos o las acequias que llevan a todas partes la fecundidad
de la eucaristía. Es la prolongación de la alabanza y la acción de gracias por
todas partes y a todas horas